Encontrar una nueva pareja y conocer personas no es tan fácil como muchos suelen creer. Siempre salimos con el mismo grupo de amigos o no nos sentimos afines con las pocas personas que nos presentan. Son muchas las ocasiones en las que empezamos a salir con alguien y sentimos que estamos en el lugar equivocado. A medida que crecemos nuestro círculo social se va cerrando y vamos agotando todos los contactos para conocer personas que quieran tener una relación seria y estable.

Sara, es una mujer de 39 años, divorciada y con un hijo de 6 años. Pertenece a una familia muy tradicional y conservadora. Es profesional en mercadeo y tiene un buen cargo en una reconocida empresa de la ciudad. Estuvo casada durante 8 años y ante los ojos de su familia y amigos, su matrimonio era perfecto.

Hace aproximadamente 3 años, Sara tomó la decisión de terminar su relación de pareja y volver a la soltería. Durante los primeros meses sintió que su vida se derrumbaba y que los proyectos por los que había luchado durante tantos años, ya no tenían sentido. Quería quedarse con su hijo pero no quería que él perdiera el contacto con su padre. Así que llegaron a un acuerdo y cada 15 días el niño se quedaría con el papá. Sara siempre había soñado con envejecer al lado de su esposo y el hecho de que sus planes no hubieran salido como esperaba, la afectaba profundamente. Tanto su familia como amigos, estuvieron siempre presentes para apoyarla y acompañarla, pero en el fondo Sara se sentía muy sola y desilusionada. Se encerró en su propio mundo y no quería tener contacto con nadie. Decía que “todos los hombres eran iguales” y que no quería volver a tener una relación nunca más en su vida. Que prefería quedarse sola, dedicarse a su trabajo y sacar adelante a su hijo.

Al cabo de 8 meses y después de pasar por un duro proceso, las cosas empezaron a cambiar y ahora Sara sentía que su vida otra vez tenía sentido. Empezó a compartir más con su familia, a salir con amigas con las que casi no hablaba y a dedicarse tiempo a sí misma. Decidió salir adelante y ahora veía con otros ojos su situación. Aprendió a cerrar ciclos y a prepararse para vivir nuevas experiencias. Sara sabía que estaba aún muy joven y quería re-hacer su vida. Sentía que ya estaba preparada para darse una nueva oportunidad y conocer una persona especial con quién compartir su vida.

Sin embargo, encontrar una nueva pareja y conocer personas no era tan fácil como ella creía. Siempre salía con el mismo grupo de amigos, quienes en su mayoría tenían familia. Tampoco sentía que era afín con las pocas personas que le presentaban. Siempre que empezaba a salir con alguien, se sentía en el lugar equivocado. Fue entonces cuando Sara, se dio cuenta que su círculo social se había cerrado y que ya había agotado todos los contactos que tenía para conocer solteros que quisieran tener una relación seria y estable.

Su cultura y educación conservadora no le permitían explorar nuevas herramientas, la idea de usar aplicaciones o sitios de citas en la línea eran cosas completamente descabelladas que no se podían considerar ni siquiera como una posible opción. Muchas amigas la animaban a hacerlo, pero entre más lo pensaba más convencida estaba Sara de no querer probarlo. Cuando llevaba cerca de 2 años soltera, una prima le presentó una nueva posibilidad: “Saris, ahora si te tengo la solución. Mira este servicio, es personalizado y discreto. Apenas como para ti”, decía la prima muy emocionada. En un principio Sara creía que otra vez la estaban intentando convencer de usar plataformas inseguras y poco serias, pero cuando empezó a leer detenidamente de qué se trataba, se dio cuenta que esta si podría ser su oportunidad. Se trataba de una empresa que ofrecía el servicio de Matchmaking, algo así como un “Head Hunter” sentimental. Hacían test de personalidad y entrevistas personales.

Sara decidió entonces probar esta nueva alternativa y fue a través de dicha metodología que conoció a Sebastián. Un alto ejecutivo de 44 años que trabaja en el área financiera de una Multinacional. Al igual que ella es divorciado y tiene una hermosa niña de 7 años. Empezaron a salir, hacían planes juntos y poco a poco, a medida que se iban conociendo la relación se convirtió en algo más que una amistad. Después de 4 meses de conocerse, Sebastián le propuso a Sara que fuera su novia.

“Estamos muy felices y enamorados, y aunque ninguno de los dos quiere volver a casarse, si estamos seguros de irnos a vivir juntos”, asegura Sara.

Bloguera invitada. Laura Soto