Escúchalo o léelo, tu decides ?

Amor el imaginarte nadando desnudo me alborota la mente…

Fantaseo con una escena algo sugestiva. Tú revoloteando por la piscina y jugando a atraparme, hasta alcanzarme y lanzarme al agua… Yo un tanto asustada, pero muy entretenida, de la situación en la que estamos, en ese momento yo solo puedo soltar una risa estruendosa, y tú, gentilmente pasas tu mano por mi cabello calmándome, quedamos viéndonos en silencio y con bastante picardía, tus manos empiezan a transitar por mi cuerpo, mientras tu lengua y tus besos hacen un peregrinaje desde mi nuca bajando por mi espalda, luego acaricias mis caderas y abres mis piernas mientras besas mi cuello, hasta llegar a mis nalgas de pronto sentir tus manos levantando mi cadera, yo estando muy excitada al sentir los movimientos de tu lengua en mi cuello que me hacen desearte cada vez más.

Te parasjusto frente a mí y me acercas el pene, yo lo lengüeteo y lamo, mientras tú acaricias mis nalgas. Estando hambrienta de ti, me zambullo bajo el agua, aunque en la piscina será un tanto complicado, intentando respirar bajo el agua mientras disfruto de tu falo, tu pene
llena mi boca, yo disfrutándolo, sintiendo tu erección cada vez más fuerte, mientras tu eres mío, mientras yo domino tu placer, mientras controlo tu locura con los movimientos de mi lengua.

Pensaría que no pudiste resistirlo sumergiste tus manos y rozaste mis pezones, que al estar duros te incitaron a besarlos, para ti era sencillo, (tu eres más alto) solo me acercaste al borde de la piscina mientras besabas mis labios y acariciabas mis senos. Yo estaba muy mojada, esa extraña sensación de hacerlo en una piscina, expuestos a ser descubiertos me hace desvariar, tengo que admitir que tu habilidad al manosearme tuvo mucho que ver, así que estoy segura de no soportar por mucho tiempo hasta decirte entre gemidos ” no puedo
esperar más, métemelo”.

Para que luego, con gran destreza me llevarás a donde pudieras cumplir mis deseos, yo con las piernas abiertas, solo lo suficiente para que me pudieras penetrarme y entraste poco a poco. Yo te sentiría completo, bien duro y caliente dentro mí. Me recuesto en la orilla de la
piscina, mientras escucho cómo se agita tu respiración, pones mis piernas en tus hombros, mientras me penetras. Yo con una ansiedad desconocida, mi cuerpo bailoteaba al ritmo de tus caricias y tus besos que dominan mi psiquis y me hacen perder el control, mis gemidos
suaves pero cada vez más profundos, deseosos por hacer un alboroto sin igual.

De pronto sentir las oleadas del agua, tus movimientos aligerados lo que anteceden al orgasmo, para empezar a cogerme fuerte, tan rico, hasta no contener mis gemidos, solo escuchar tu voz diciéndome: “quiero que nos vengamos juntos” después de que mi mente se nublará, y que mi orgasmo fuera inevitable; como lo habías planeado venirnos a la vez.

Lizeth Johanna González Alfonso