Escúchalo o léelo, tu decides ?
Bruno y Violeta, pareja con 12 años de matrimonio, viajaron a Barcelona para celebrar su aniversario. Habían planeado este viaje durante más de un año y finalmente aterrizaban en ests cuidad la cual para ellos era mágica.
Fué allí donde se conocieron hace 15 años y donde vivieron los mejores años de su relación.
Eran una pareja estable, con sus venires y desvenires, una pareja monógama entrada en cierta monotonía de una vida con hijos, trabajos y el diario vivir.
Tenían una vida sexual activa y compartian algunas fantasis… las cuales se quedaban en palabras y eso estaba bien….
Llegaron al hotel ubicado en Paseo de Gracia, un edificio majestuoso, de lujo, con alfombra rojo carmesí en la entrada donde fueron recibidos por un botones elegantemete vestido quien los condujo al lobby del hotel.
Realizaron su registro, Bruno dió una propina al botones y le pidió que subiera las maletas a la habitación.
Este miró a Violeta y le dijo que la invitaba a tomar una copa al bar para celebrar su llegada. Ella, algo confundida, accedió.
Ambos tomaron una copa de cava y otra siguió mientras hablaban sobre la felicidad del viaje y los planes que tenían para los siguientes ocho días.
Muy sutilmente, Bruno introdujo el tema sexual y comenzó a hablar sobre sus fantasias y como llevaban un tiempo sin traerlas a sus encuentros. Violeta se sonrojó y rió nerviosmente. Bruno le dijo que lo acompañara a la habitación y Violeta accedió con cierta duda… presentía que el tenía algo en mente…
Subieron en el ascensor y cuando llegaron a la puerta Bruno sacó dos cintas. Violeta de sorprendió y le preguntó que eran. El se scerco a su oido y le dijo: “confia en mi, tengo una sorpresa para ti, haz solo lo que yo te diga”.
Bruno bendó los ojos de Violeta y amarró sus manos detras de la espalda. La besó con una pasión fervente y abrió la puerta, ingresaron a la habitación.
El olor que había adentro era a colonia masculina, la favorita de Violeta. Ella se dejó guiar hasta lo que identificó como un sillón Donde Bruno lentsmente la despojó de su vestido, encendió música y comenzó a tocarla suavemente por todo su cuerpo….
Violeta estaba entre exitada y a la expectativa. Al no poder ver cualquier roce se sentía con más fuerza, cada beso ers una sorpresa y cada….
Violeta se quedó fría… de repente sintió un tscto diferente. Ya no eran las manos fuertes y calientes de su esposo, ya no era el olor masculino ni la sensación de estar ellos dos solos.
Sintió como unas manos delgadas y tibias comenzaron a recorrer su cuello, sus claviculas….
ella frenó asustada a lo que Bruno susurró de nuevo en su oido “confía, siente”…
las manos delicadas continuaron su recorrido por sus brazos, abdomen y piernas..
Violeta, entre confusion y placer, se retorcía. No podía creer que su principal fantasía se estaba haciendo realidad.
Decidida a disfrutar de lo que le estaba pasando se entregó y dejó que este nievo elemento sorpresa siguera.
Las manos nuevas tocaron sus senos los cuales, erguidos, enviaban impulsos electricos a todo su cuerpo. El recorrido llegó hasta su vulva, que para este entonces estaba húmeda como un mango maduro del trópico.
Lo que luego sintió fueron unos labios femeninos y un lengua nueva y caliente que recorrian su clitoris, labios y entrepierna.
Se retorció y sintió como entraba en escena de nuevo el tacto de las manos fuertes y decididas de Bruno quien le apretaba en justa medida los senos y quien besaba su cuello como más le gustaba.
Violeta no aguantaba tanto placer, pidió liberaran sus manos para poder sentir a quienes la avompañaban.
Se pusieron de pie y mientras Bruno la penetraba lentamente por detras, Violeta besaba y tocaba a esa mujer sorpresa, esa mujer que sin haberla visto le etaba proporcionando el momento más erótico de su vida.
Pensó en quitarse la benda pero estaba disfrutando tanto que siguio el juego con las normas de Bruno.
Pasaron a la cama donde la mujer desconocida guió a Violeta a que le practicara sexo oral mientras Bruno no la soltaba y le proporcionaba su dosis de deliciosura máxima.
De nuevo cambiaron de posicion y mientras la mujer sorpresa succionaba los senos de Violeta, Bruno practicó el mejor sexo oral que Violeta había recibido en su vida alcanzando un orgasmo prolongado y profundo.
Cayó rendida, disfrutó, sintió y entró en un letardo que no sabe cuanto tiempo duró.
Cuando por fin entró en razón se quitó la benda y encontró a Bruno a su lado, sonriendo picaramente y con cara de satisfacción profunda.
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